La autoridad y los niños

Educar a niños es muy difícil. Saber transmitirlos amor, seguridad, confianza y sin dejar de hacerse respetar a veces cuesta mucho. Ver hasta donde puedo dar, donde tengo que poner un límite es un ejercicio difícil y que se repite en cualquier edad.
Desde que nacen ( y seguramente antes de nacer) el bebé ya sabe hasta donde puede llegar. Prueba ya que su manera de crecer, de aprender es probando, testando y en función de la reacción de su entorno reaccionar.
Los bebés necesitan su rutina y si no se la respetamos les cuesta coger el sueño. Desde ahí aprendemos una maravillosa lección de respeto hacia ese pequeño ser.
Respetarlos y ... saber hacerse respetar... ya que el tamaño no influye en la capacidad de imponerse. ¿Cuántos padres y madres se desesperan porque su retoño no se duerme si no le cantan la misma canción una y otra vez? Unos han llegado a tener que hacer una serie de payasadas para que el bebé se quede quietecito. Un día vale pero muchas veces se repite lo mismo días y días... y hasta meses seguidos. Si añadimos el tema de las comidas, los berrinches, los padres están agotados, no se atreven a hablar en voz alta en casa, su vida íntima se ve trastocada ya que el bebé pide cada vez más atención y la alegría por la llegada del nuevo ser se transforma en depresión. ¿quién manda en esas casas? Los bebés.
No os creais, me encantan los niños, tengo tres y haría cualquier cosa por ellos menos dejarlos coger el mando de la casa y de mi vida.
En cualquier edad tenemos que marcar a los niños los nuevos límites que tienen que respetar para que la convivencia sea amorosa. Si no lo hacemos les perjudicamos ya que la lección será cada vez más difícil de aprender.
Cuéntale lo que te pasa a tu bebé, cómo te sientes, cómo lo vives y verás que reacciona. Eso sí, cuéntaselo cuando estás tranquilo y utiliza una voz firme (nada de enfado, sólo firmeza) y verás la diferencia. Si a tu bebé le hablas con un tono de voz agudo no te tomará en serio. Sin embargo si le hablas en tono firme y decidido te sorprenderá. A mi hijo tenía que imitar una voz masculina y firme y se dormía enseguida. Si llegaba a su cuna con mi vocecita de mamá que adora a su bebecito que no puede dormir, la cosa iba a peor. Lloraba más, lo cogía en brazo, lloraba él más... al final lloraba yo.... un desastre. Necesitaba que le transmitiese seguridad, confianza...
Así es ... no es ni peor, ni mejor. A mí me funcionó. ( quizás tenga que trabajar yo misma porque siento que transmito más seguridad si tengo una voz grave... y tú no).
Las Flores de Bach, Gotas de Flores te pueden facilitar el trabajo:
para un bebé muy nervioso que no puede aguantar ningún retraso en su rutina: Impaciencia-Impaciens
Para un bebé muy manipulador ( si mamá está conmigo estoy muy bien, si me coge papá ya lloro, .... si me dejan solo me enfado, si están todos pendiente de mí me encanta pero si se les ocurre olvidarse un momento ¡la que monto!... ): Achicoria- Chicory y Acebo-Holly para dejar de manipular a los demás.
Y para esos pobres padres hecho polvo: Olivo-Olive para descansar, Centaura-Centaury para no ser la víctima de su propio hijo... y Pino- pine para quitarse las culpas de no ser un padre perfecto...
Una cosa más: los bebés nos conocen, saben quienes somos, están conectados con su propia esencia y con la nuestra... por eso son nuestros maestros ya que nos ayudan a conectar con partes nuestras que quizás o no sabíamos que existían o que no queríamos ver.
¿Gracias a todos vosotros por haber sido bebés!
Qué seamos bebés, niños, adolescentes o adultos, nuestra esencia es la misma, ¡Conéctemos con ella!
Un abrazo.
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