jueves, 5 de febrero de 2009

Nieve e Impaciencia

Este invierno la nieve nos regala su manto blanco para tapizar de belleza la naturaleza. Reconozco que desde mi ventana, tecleando el ordenador puedo disfrutar de un paisaje maravilloso. La terraza está cubierta de nieve, los árboles se sacuden, los pájaros buscan bayas.

A veces nos cuesta seguir el ritmo marcado por la naturaleza y en las grandes ciudades todavía más. Uno quiere hacer algo y nada le para. Pero no lo podemos olvidar: la naturaleza manda y si te dice de que tienes que parar no hay más remedios.

Hoy no se puede salir y ya está. Tengo que reorganizar mi día. Me toca acoplarme a la situación. Esto es lo que tendríamos que tener en cuenta todos los días de nuestra vida: acoplarnos a la naturaleza, a su ritmo... Y una esencia de Bach-Gotas de Flores nos puede ayudar: es la Impaciencia- Impatiens que nos recuerda que cada cosa tiene su momento y que si sabemos observar a nuestro alrededor, observarnos a nosotros mismos tendremos el tiempo suficiente para hacer lo que nos tocaba hacer.

Ejemplos de impaciencia tenemos todos. Os voy a contar uno personal que creo refleja lo que nos pasa a todos. Me pasó en un hipermercado (lugar apropiado para perder de vista lo que uno siente, lo que uno necesita de verdad). Quería irme enseguida ya que había quedado con una amiga. Así que como estaba con mi familia les di prisa. Me contestaron que podíamos irnos tranquilamente en un cuarto de hora. Pero no. Quería irme ya. Así que llegamos al acuerdo de que acercaba el coche a donde se encontraban, ya que el coche estaba aparcado bastante lejos, y así ellos podían disfrutar un poco más con lo que hacían. Yo, tan segura de mí me fue a buscar el coche, y... me encontré con un atasco en el aparcamiento del hipermercado impresionante ( creo que se había averiado uno). Resultado: cuando llegué donde habíamos quedado, había pasado más de media hora, mi familia había disfrutado un montón, yo estaba echa un paquete de nervios y lo mejor, en cuanto entraron en el coche, ya no quedaba ni rastro del atasco.

Si me hubiese quedado quieta, habría podido disfrutar del momento y salir a tiempo sin ninguna prisa. Desde entonces cuando me toca hacer algo me paro primero a pensar si es lo correcto y si la impaciencia es más fuerte me tomo mi esencia de Impaciens. Así recobro la tranquilidad y las cosas fluyen. ¡Suerte!

... dos horas más tarde: ya se ha ido la nieve. Está lloviendo así que me toca reorganizar mi día... Sólo se trata de acoplarse.

2 comentarios:

  1. Muchisimas gracias por todos tus escritos, los acabo de leer todos, uno detras de otros y me han ayudado mucho todos ellos. Mil Gracias.

    ResponderEliminar
  2. hola Diana, me alegro muchísimo de que te haya gustado. un abrazo.

    ResponderEliminar