Tirarse a la piscina

Hablé ya a veces de la toma de decisiones.
Hoy quiero hablar de cuando las decisiones se toman por uno mismo, es decir cuando nos toca adaptarnos a un cambio que no deseabamos o que simplemente no nos habíamos planteado. Ya no se trata de si Fulanito quiere dejar o no su actual trabajo, no, ahora lo han hechado y tiene que sacarse las castañas del fuego. Puede ser también Rosa quien se encuentra embarazada y no se lo esperaba. Miguel, él, no se esperaba que su mujer lo hubiera abandonado.

Si hablamos de inconsciente todo ocurre porque una parte nuestra lo deseaba. Ciertamente Fulanito deseaba algo mejor, y Rosa había ya fantaseado con ser madre. En cuanto a Miguel, una parte suya sabía que su relación no iba tan bien como aparentaba. Esto se puede entender pero el inconsciente ha sido más fuerte que el pensamiento consciente. Y se apoderan de ellos el miedo. Todo lo planeado, todo lo soñado, toda la realidad se ven transformados, se ven atraidos por un gran remolino que lo arrastra todo.

En esos momentos podemos diferenciar etapas distintas: el choque de la noticia, la reacción primaria, y poco a poco la reflexión se instaura. Unos van a decidirse por luchar, otros por rendirse, otros por rebelarse, otros van a buscar el lado bueno de las cosas, y otros van a caer en el resentimiento hacia los demás sea el jefe o el compañero.

Ser responsable de uno mismo a 100% es difilísimo, no caer en la tentación de culpar al otro, a la otra es un trabajo interno que nos llenará de satisfacción al cabo del tiempo. ¿ porqué?
Sencillamente porque si no culpamos a nadie de lo que se nos ocurre podemos buscar soluciones. Si el culpable es siempre el otro, no tenemos salida, somos su víctima y nadie nos puede salvar.
Al ser responsable ( y no culpable) de lo que se nos ocurre volvemos a tomar las riendas de nuestra vida, a sentirnos vivos y a seguir adelante.

Puede ser muy complicado, por supuesto, y no se consigue siempre pero aquí estamos para aprender.

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